martes, 13 de octubre de 2009

El manipulador





El término manipulador puede abarcar una categoría de desorden psíquico, susceptible de afectar a individuos de todos los orígenes sociales. El manipulador puede aparecer como simpático o no, incluso como una víctima. Parece que cada uno es más o menos manipulador en el curso de su vida.
De acuerdo a estas definiciones, se pueden distinguir diferentes tipos de manipuladores: aquellos que utilizan a otros sin remordimientos, con un objetivo narcisista de poder, de estafa comercial o con mala intención. Pueden apoyarse en la mentira o en la seducción, incluso en la coacción por la amenaza o la fuerza, o incluso desestabilizando a su víctima por la doble coacción. La manipulación psíquica puede ser una de las herramientas de ciertas formas de tortura.
Puede tratarse de un comportamiento entendido como desviado o perverso, de un desorden de la personalidad, cuyas causas se remontan a la infancia o a la educación del manipulador, por ejemplo, si él mismo ha sido manipulado por sus padres o educadores. Los psicólogos se ven frecuentemente confrontados a comportamientos manipuladores en los sistemas familiares o socio-profesionales.
La manipulación mental podría ser una forma particular de egoísmo. A menudo, el manipulador demanda de los demás un comportamiento socialmente aceptable, sin adecuarse ellos mismos. Se apropia de las ideas de otro, intentando inversamente hacer tomar a otro sus propias responsabilidades. Los argumentos de un manipulador parecen siempre, a primera vista, lógicos y morales. Habitualmente, utiliza pretextos tales como que la norma, el « buen comportamiento » que se debe tener en la sociedad o el grupo, sabiendo utilizar los puntos débiles de los otros, haciendo por ejemplo que se sientan ridículos, culpables o heridos en su pudor, lo cual los ubica o mantiene en una situación mental favorable a la manipulación.
La manipulación mental se apoya de manera recurrente en diversos registros:
• el registro emocional ; el miedo, la angustia, la vergüenza, el pudor, la timidez, la esperanza, la necesidad de reconocimiento y de justicia, la confianza, el lazo familiar, la amistad, la necesidad de amor, el deseo, la conciencia profesional... son sentimientos que pueden ser explotados por el manipulador;
• la explotación del sesgo cognitivo por informaciones falsas, las simplificaciones o jerga retórica y los sofismos o las órdenes paradojales;
• presiones físicas o psíquicas, repetidas o continuas, individuales o en una dinámica de grupo que el manipulador busca controlar;
• el mantenimiento de roles de tipo chivo expiatorio, donde un grupo se convierte en "perseguidor" de una víctima que el manipulador mantiene aislada con el apoyo más o menos inconsciente o consciente del grupo;
• el registro de la dominación que se desarrolla en el miedo y los principios de « recompensa », « castigo » y de sumisión.
Una mala autoestima, el sentimiento de culpa o de inferioridad vuelven a los individuos mucho más vulnerables a la manipulación, así como otros factores o contextos tales como:
• la depresión, que puede ella misma resultar de la manipulación mental;
• un schock traumático y las situaciones de pérdida de referencias (pérdida de padres, muerte de uno o varios próximos, ruptura, divorcio, pérdida del empleo, exilio, atentado, violación, prisión, situación de guerra, enfermedad, acusaciones graves e injustas, incitaciones a la violencia, etc.);
• un trauma reprimido que haya tenido lugar en la infancia (teoría Freudiana / Jungiana) ;
• una esquizofrenia o esquizoidea del individuo;
• ciertas sustancias químicas, drogas, medicamentos o toxinas, incluyendo el alcohol, que atenúan la lucidez y parecen poder volver a los individuos más vulnerables a la manipulación mental, al menos provisoriamente;
• la edad : los niños y los jóvenes son reputadamente más influenciables y, por tanto, potencialmente manipulables, pero las personas mayores (especialmente las dependientes) también pueden ser sensibles a los argumentos fundamentados en el miedo, la dependencia, la muerte, etc.
Contrariamente a una idea expandida, un buen nivel de estudios y una buena situación social no protegen de ciertas formas de manipulación.
Por el contrario son presa fácil cuando no tienen apoyo y el manipulador es quien debería dárselo; o cuando el manipulador es quien detenta la autoridad.Hablando de casos especificos podriamos hablar de la "autoridad" o no de un padre o madre,de las presiones constantes en el trabajo donde muchas veces somos obligados por la necesidad y el miedo a perder el sustento,en la religión donde por años nos meten en una horma que nos dice que es bueno y que es malo negandonos el derecho a la libre opinión que no tiene porque estar reñida con la fe.
La manipulación en síntesis nos toca a todos en mayor o menor medida pero "El manipulador" es el que instrumentaliza eso para su provecho,alguien que utiliza a los demas para ser o dejar de ser,para asumir o evadir su realidad.